Sus ojos y su sonrisa le delatan: Raúl de Tomás (Madrid, 1994) está feliz. Ya ha tenido sus primeros minutos con Al Wakrah ante Betis y Ceuta y se prepara con ilusión para su nueva aventura en Qatar de la mano de Vicente Moreno. El entrenador que más le ha hecho brillar. El reto es volver a ser el goleador de antaño. Volver a ilusionarse. Antes de partir, el delantero hace balance y autocrítica, valiente y sincero, porque se lleva al Rayo y a su gente en el corazón. Raúl no olvida los sitios donde disfrutó, como el Espanyol, ni tampoco a aquellos que le intentaron hundir. Pincharon en hueso, porque RdT se prepara para resurgir cual Ave Fénix. Sus ojos y su sonrisa le delatan…

—¿Cómo están siendo estos primeros días en su nuevo equipo?

—Estoy muy feliz. Tengo muchas ganas de reencontrarme, de sentirme futbolista… Algo que estos últimos años había ido perdiendo poco a poco. Esta es una buena oportunidad para reengancharme a la ilusión, que es lo que me faltaba. Espero que sea un buen año.

—Hábleme más de Al Wakrah…

—Estoy sorprendido. Al staff ya lo conocía, pero he descubierto jugadores de mucha calidad y el club tiene una gran estructura. Me motiva. He acertado al venir a uno de los mejores clubes de Qatar. Ojalá este año podamos conseguir un objetivo importante.

—¿Hay más españoles en el equipo? ¿En qué idioma hablan?

—El único español soy yo. Hay mucha mezcla de idiomas. Estoy adaptándome. Sé que voy a tener que aprender un poco más de inglés, porque mi base me permite entenderlo y tener una conversación corta.

—¿Qué le dijo Vicente Moreno para que se enrolara en esta aventura?

—Vicente es el entrenador que mejor me ha cuidado y más me ha valorado. Solo con la amistad que tenemos fue muy fácil. Cuando me llamó y hablamos tuve claro que con la única persona que quería estar era con él.

—A sus órdenes, usted fue Zarra y le convocaron con la Selección. ¿Cree que él puede volver a sacar su mejor versión?

—Sin duda. Ambos somos muy ganadores. La primera vez que le vi en Qatar nos mirábamos y nos reíamos porque tenemos muy buen feeling. Sabemos que juntos somos capaces de hacer grandes cosas.

“Sé que se esperaba mucho más de mí y no he estado a la altura”

Su última etapa en el Rayo

—Él siempre le ha defendido cuando le tachaban de díscolo o problemático. De esa imagen suya…

—Lo llevo arrastrando toda la vida. La gente no me conoce. Soy una persona muy particular, un poquito antisocial, por así decirlo. Lo fácil es criticar, opinar, inventar… No me sorprende, pero me deja tranquilo que la gente que me conoce me quiere. Soy una buena persona, ayudo, apoyo…

—En su despedida del Rayo puso un post diciendo “adiós y perdón”.

—Adiós porque me iba del club cedido y perdón por la parte que me toca. Muchas cosas externas no me han ayudado, pero yo también pude dar más de mí y por circunstancias personales no lo hice. Ese perdón va a quienes han confiado en mí, porque no he podido responder a sus expectativas. Sé que se esperaba muchísimo más de mí y reconozco que no he estado a la altura en estos años en el Rayo. Solo me queda pedir perdón. No puedo decir otra cosa.

—La palabra que define esta etapa es frustración…

—La mayor parte de esa frustración me la he llevado yo, porque era yo quien salía al campo, quien tenía que demostrar… pero la gente tenía las mismas ganas que yo de que triunfara y se lo agradezco. Pido perdón a esas personas porque no he podido responder. Muchas veces me preguntaba, ¿por qué pasa esto? ¿Por qué no me sale?

—¿Qué lectura hace de todo lo que ha pasado?

—Han sido varios factores, una parte es mía y otra, que no encajaba en el estilo de juego del Rayo. Hoy en día se exige a los jugadores ciertos parámetros. Lo he intentado y me ha costado mucho asumir ese cambio en el fútbol. Se premia más correr que un dribbling, un pase filtrado, un banda que se vaya de un lateral… Eso me frustra, porque yo soy muy de ese estilo y en los campos veo a muchos correr, con todos mis respetos, como pollos sin cabeza. Eso a mí me ha matado. Me ha hecho mucho daño mentalmente. No he sabido adaptarme al cambio del fútbol, del que tampoco estoy muy a favor. Por eso llevaba años pidiendo salir del Rayo, no me sentía cómodo. Con mis compañeros muy bien y con Iñigo tengo muy buena relación, pero él tiene su idea de fútbol y hay que respetarla. Yo necesitaba un cambio.

—¿Ha pedido salir varias veces del Rayo? ¿Es así?

—Sí, sí… Claro, pero no había forma de llegar a un acuerdo con el presi y mira que yo tengo muy buena relación con él. El presidente también tenía muchas ganas de que triunfara. Él me quiere mucho y yo, a él. Para mí ha sido una persona muy importante, porque siempre ha estado ahí. Él hizo un gran esfuerzo porque estaba fuera de mercado y pagó once millones de euros por mí. Eso pocos presidentes lo hacen. Tiene mi respeto, mi cariño y mi apoyo. Eso no va a cambiar.

RdT: “Sentí que mi cabeza no daba para más y necesitaba parar”
FRANCISCO RODRIGUEZ

—¿Se plantea regresar a Vallecas dentro de un año? ¿Esto es un hasta luego o un adiós?

—Quiero recuperarme aquí, ser quien era, meter goles… Tengo un año de contrato con el Rayo y cuando vuelva ya se verá. Va a depender de cómo salgan las cosas aquí. Ahora mismo solo pienso en mejorar y en Al Wakrah.

—Este último año ha estado marcado por su enfermedad. ¿Ha llegado el momento de contar qué le ha ocurrido?

—Lo que les pasa a muchas personas, hay momentos en la vida que por mucho que uno quiere, no puede. ¿A qué me refiero? A que tu cabeza quiere hacerlo, pero a veces te lo impide. Tenía un agotamiento mental por todo lo que estaba viviendo, por todo lo que escuchaba, por no jugar… Tomé la decisión de parar por mí. Necesitaba mi espacio y tenía que olvidarme del deporte. Sé que es mi trabajo, pero no me sentía bien y necesitaba parar. Me vino muy bien. Volví y el entrenador me puso dos partidos y me animé pensando que se podía. Tenía una actitud positiva y estaba integrado. Sin embargo, volvió la dinámica de no jugar y fue otro apagón para mí.

—Pasó de ser un jugador que quería ir al Mundial a no calentar… ¿Llegó a plantearse dejar el fútbol?

—No, tampoco llegué a eso. Solo pensé en un parón. Todos tenemos derecho a tomarnos un tiempo si no nos encontramos bien mentalmente. Tú hablarías con tu jefe porque así no podrías hacer bien tu trabajo. Paras, colocas las cosas y vuelves.

—¿En qué momento siente que por fin están ordenadas de nuevo?

—Vuelvo porque tengo mis terapias y también hay gente cerca que me ayuda y me quita pensamientos que te creas tú aunque no sean reales… He estado rodeado de muchos profesionales y cuando volví me sentía como nuevo.

—Que los futbolistas hablen de eso hace mucho bien a la sociedad y se rompe ese tabú de la salud mental…

—Sentí que mi cabeza no daba para más y necesitaba parar y me daba igual lo que pensara el resto. Si puedo ayudar a otra gente que esté en la misma situación a parar le diría que no tenga miedo. Lo más importante es curarte de una depresión, una ansiedad… Hay que ser egoístas en cuanto a la salud. Sin eso, no somos nada.

“¿Los toros? Mi vida no solo es fútbol, fútbol y fútbol”

Su otra pasión

—Al despedirse, tuvo buenas palabras hacia sus compañeros.

—Hubo periodistas que dijeron que yo era una caja de bombas en un vestuario, que soy mal compañero… y mis colegas del Rayo son el ejemplo de que no es así. Si hablas con la plantilla nadie te diría nada malo de mí. Soy buena persona y buen compañero. Durante los meses de mi baja me escribían, me animaban… y para mí eso era fundamental.

—¿Quién es, además de compañero, amigo?

—A Pep Chavarría lo quiero como a un hermano. Somos amigos y nos hemos ido de vacaciones juntos. Pero es que con todos tengo muy buena relación. Con Isi me río un montón. Y Choco (Trejo) cuando me ve en mi mundo ya viene y me pincha (risas). Son buena gente. Yo los quiero mucho y sé que ellos también a mí.

—Hubo quien no entendió que no estuviera presente en la celebración por la clasificación a Conference. ¿Por qué su ausencia?

—No me sentí partícipe de ese logro del equipo. A lo mejor es un poco egoísta pensar así… Durante toda mi carrera, en todo lo que he conseguido, me he sentido realizado haya jugado más o menos. Sentí que no me merecía esa fiesta por la Conference. Yo no quería ponerme esa medalla porque no percibía que hubiera ayudado al equipo. Primero estuve de baja y en los últimos partidos no jugué ni cinco minutos. Por eso me marché, porque no me sentía bien.

—¿Cómo es su relación con la afición? Muchas veces le veían ausente, apático… y necesitaban un poquito más de usted.

—Sí, pero en mi cabeza no se lo podía dar y ni siquiera podía explicárselo. Ellos querían ver al mejor RdT, yo quería que lo vieran, pero no podía darles esa versión. Ni ir uno a uno a decirles que yo quiero, pero no puedo. Esa es la realidad. No es que no haya querido, es que no he podido. Cuando la cabeza no quiere, da igual todo. Por eso pedí perdón, porque tengo mucho cariño a los aficionados. Vallecas es mi casa desde que fui socio con 14 años. Yo he sido el primero que llegaba a casa y me dolía no poder responder.

—La gente percibía por las redes sociales que le ilusionaban más los toros que el fútbol. Algunos incluso no le han perdonado lo de Nimes…

—El aficionado se tiene que fijar en De Tomás jugador de fútbol y no en su vida personal. Nunca entenderé por qué tiene que opinar de que a uno le gusten los toros, a otro hacer surf… No voy a poder convencer a todo el mundo de que eso también es mi negocio. A lo mejor no hablaba tanto de fútbol en redes sociales porque no jugaba. Que todas las fotos que tengo en Instagram son en el banquillo (risas)… Puede ser que haya gente que le molestara lo de Nimes, pero yo cogí un vuelo privado y llegué a la hora al entrenamiento como todos. No llegué tarde. Puedo comprar que haya quien piense que puedo llegar cansado para la sesión, pero respeté los horarios. De hecho, me entrené y fui convocado.

RdT: “Sentí que mi cabeza no daba para más y necesitaba parar”
FRANCISCO RODRIGUEZ

—En 2023 dijo que si no hubiese sido jugador hubiese sido torero. Dos años después, tiene una ganadería y es apoderado de Alejandro Chicharro.

—Ha ido muy rápido todo. A lo mejor la siguiente entrevista es porque soy torero (risas). La vida. Vas conociendo personas y avanzas. A Alejandro lo conocí en una capea, me gustó cómo toreaba y me pidió el favor de que lo apoderara. Al principio me quedé sorprendido porque nunca lo había hecho y accedí. Veía ilusión, talento, trabajo, responsabilidad… y adelante. La vida está para esto. No solo es fútbol, fútbol, fútbol. Me gusta hacer también otras cosas y nadie me puede obligar a que mi vida solo sea fútbol, fútbol, fútbol. Mi ganadería está en Fuentidueña de Tajo y allí tengo animales que proceden de Victoriano del Río, Domingo Hernández, Daniel Ruiz, Álvaro Núñez y Núñez de Tarifa.

—¿Qué queda de aquel chaval que iba con 14 años a Vallecas?

—Muy buenos recuerdos. Mi padre y yo entrábamos muy pronto al estadio para ver el calentamiento. Recuerdo a Lopetegui con la gorra. Para mí esos momentos eran los mejores porque no piensas, disfrutas… Le pese a quien le pese, yo siempre voy a ser del Rayo. Lo voy a llevar siempre dentro. Esta etapa no ha ido bien, pero eso no quita que vaya a ser del Rayo toda la vida.

—Echando la vista atrás, ¿se arrepiente de algo? ¿De no haberse quedado en el Madrid cuando se lo propuso Lopetegui?

—No me arrepiento de eso, que me ha hecho ser quien soy ahora. Si hubiera aceptado lo que Lopetegui me ofreció no sé dónde estaría, pero soy ambicioso y decidí salir de ahí. Me fui al Rayo, al Benfica, al Espanyol… el Zarra, la Selección, volver a Vallecas… Todas las decisiones que he tomado han sido las correctas, aunque hayan salido mal como esta del Rayo.

—¿Cómo ha vivido esto su familia? ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?

—Mi familia lo ha pasado mal. Un periodista dijo que me había inventado una enfermedad y esas cosas nos han dolido mucho. Fue una falta de respeto grave. Me aconsejaban que pensara en mí y aprendiese a decir que no. Muchas veces queremos contentar a todo el mundo y te cargas de cosas que terminan por saturarte…

—Poner límites…

—Correcto.

—¿Qué le desea al EuroRayo este curso? ¿Y cuál es el objetivo con Al Wakrah?

—Al Rayo le deseo lo mejor. Siempre voy a querer que gane. Estaré contento porque soy del Rayo. Mi objetivo personal aquí será recuperar el gol y esa sensación de fútbol que me gusta practicar. El fútbol se ha vuelto muy robotizado. ‘Ve ahí’ y tienes que ir ahí. Me pone triste porque he jugado con Trashorras, Amaya, Bebé, Embarba… y Míchel de entrenador. Había libertad y se jugaba al fútbol. Soy del fútbol de jugadores con personalidad. No quiero once tíos que me hagan miles de kilómetros, pero sean incapaces de filtrar un pase o meter una asistencia a un jugador. No me siento identificado con el estilo de juego que hay hoy en día en el fútbol europeo. Me he ido desmotivando. A lo mejor no me he sabido adaptar a este nuevo fútbol que los aficionados validan. Que idolatren a un jugador que mete seis goles, cuando antes se metían 18 o 20… El aficionado se ha conformado con ver a su equipo correr y sacar resultados. Yo quiero ver a un tío diferencial, como Lamine Yamal o Vinicius. Los demás equipos deberían ser así, pero los entrenadores de hoy en día coartan mucho a ese tipo de jugador.

“Me hubiese retirado en el Espanyol y no lo hice porque llegó Diego Martínez a joderme”

Una espina clavada

—Escuchándole uno se acuerda de Paco Jémez…

—Sí. Nos decía: ‘Como no te vayas de tu par, el balón va para el otro equipo’. Eso es el fútbol. Superar al otro, sacar un centro y que tu delantero lo remate. Generar peligro en el área. Ahora es ir y volver atrás. Paco tenía un concepto de fútbol muy bueno y Míchel ya ni te cuento. Míchel es un entrenador de los que quedan pocos y hacen falta.

—¿Qué club le ha marcado más?

—El Espanyol. Yo me hubiera retirado allí y no lo hice porque llegó un entrenador que se llama Diego Martínez, que vino a joderme. Ese tío llegó allí a echarme. No quería que estuviese allí, cuando había sido Zarra, había ido con la Selección y estaba en el mejor momento de mi carrera. Llegó ese señor y me hundió con sus armas. Yo era feliz, la gente me quería mucho, tenía mi vida organizada, mis caballos… Volví al Rayo porque era el Rayo. Si hubiera salido otra opción, vete a saber. No sé si estaría jugando, sinceramente.

—¿Llegó a saber por qué no le quería?

—Es un entrenador muy cobarde, que quiere peones en sus equipos, gente que no tenga la personalidad de darle un feedback. No me refiero a discutir. Él quería que se hiciera todo lo que decía y así pasó: Diego López, De Tomás, David López… fuera. Jugadores con experiencia que te pueden decir: ‘Oye, Diego, creo que por aquí también podemos ir’.

—¿De esos polvos vienen estos lodos?

—Correcto. Llega ese tío y me jode todo. Me quedo fuera de mercado y seis meses sin jugar en el Rayo. Mi autoestima imagínate… Pasé de tocar el cielo a estar seis meses en blanco. A mí ese señor me provocaba para que yo saltara y poder decir que me echaran porque sabía que si yo me ponía cabezón diciendo que me quedaba, me quedaba. Aquí de pretemporada en Marbella me dice un día: ‘¿Vas a entrenar?’. Le respondí: ‘Sí’. Yo llevaba la gorra para atrás y dio para arriba en la visera, me la tiró y me soltó: ‘Pues la gorrita te la quitas’. De malas formas. Él sabe que yo tengo carácter y yo sabía que él me estaba buscando para que hiciera algo y tener una excusa para ir al señor Mao. Yo mantuve el respeto y la educación que me han enseñado mis padres. Aguanté todas las embestidas que me lanzó y todo acabó como acabó. Son personas que pasan por tu vida por algo y hay que aprender.

—Por cierto, ¿sigue pintando?

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(Risas) Lo de pintar lo dejé, después de la mofa que se pegaron. De vez en cuando hago cuadros, pero realmente cojo las pinturas, las tiro y hago una mezcla (risas). Algo abstracto. Sigo con mis caballos, mis toros, esos son mis momentos de paz. Muchas veces la gente no lo entiende, pero yo no estoy obsesionado con el fútbol. Yo después del fútbol quiero vivir de algo totalmente diferente. No quiero estar toda mi vida vinculado a él.

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