En uno de los capítulos más inciertos de su reciente época dorada, y pese a que todavía le restaban dos años y medio de contrato, Erling Haaland y el Manchester City se juraron lealtad para los próximos nueve años y medio, hasta el próximo 30 de junio de 2034. Salvo un volantazo inesperado, el noruego hipoteca así su futuro deportivo hasta los 34 años, con la posibilidad de enlazar hasta doce años en un club con estatus de jugador franquicia (valgan términos baloncestísticos). Su mejor gol, así, ha llegado fuera del terreno de juego en una operación colocada ya en el panteón de las alianzas jugador-equipo más destacadas de la historia del fútbol.

Rafaela Pimenta, heredera del imperio Mino Raiola y sus transgresores métodos, diseñó un contrato a medida y que saca punta a un nuevo modus operandi en el ámbito contractual, todavía minoritario pero al alza en este deporte y que regatea a la legislación FIFA. Ésta, en su artículo 18 sobre el estatuto y la transferencia de jugadores, dirime que “un contrato se establece por una duración mínima que va desde la fecha de su entrada en vigor hasta el final de la temporada y por un período máximo de cinco años”. Una barrera legal, sin embargo, que posee su propia rendija para los diferentes campeonatos nacionales: “Los contratos de diferente duración sólo se autorizan si respetan la legislación nacional vigente”.

Renovación a la americana

De este modo, Haaland multiplica su salario de unos 25 millones de euros netos anuales a 31 millones, garantizándose una suma total de unos 300 millones de euros netos. Se eleva así como el cuarto futbolista mejor pagado de la historia y el dueño del contrato en activo más longevo en la élite. Aunque no es el primero. En 1998, el Betis se comprometió con Denilson por diez años, aunque este se fue en 2005. Cesc Fàbregas tampoco completó los ocho años acordados con el Arsenal en 2005, ni leyendas como Iker Casillas, Raúl González o Andrés Iniesta cumplieron los contratos vitalicios que les propusieron Real Madrid y Barcelona, respectivamente.

Manuel Ruiz de Lopera, durante el acto de presentación de Denilson de Oliveira el 30 de julio de 1998.

En el Athletic Club, Iñaki Williams firmó nueve temporadas en 2019. Como Saúl Ñíguez con el Atlético de Madrid en 2017. Un equipo, el rojiblanco, que ya fichó por siete temporadas a João Félix. Una menos, ocho, acordaron Oihan Sancet y Dani Vivian el pasado año con el conjunto vasco. Contratos prácticamente vitalicios, con cierto copyright americano, y cuya letra pequeña esconde varias lecturas. De hecho, solo dos deportistas poseen un contrato con mayor duración que el de Haaland. Ambos de béisbol, apoyados la particular idiosincrasia de los industrializados deportes estadounidenses en comparación con los europeos: Juan Soto, con Los Angeles Mets (2039), y Yoshinubu Yamamoto, con Los Angeles Dodgers (2035). El Chelsea ha sido el último en abonarse a esta práctica. Cole Palmer y Nicolas Jackson renovaron hasta 2033; Enzo Fernández, hasta 2032; y Mykhailo Mudryk y Moisés Caicedo, hasta 2031.

El nuevo fútbol: ¿deporte o negocio?

Estabilidad a cambio de compromiso: los clubes de fútbol ofrecen contratos largos con muchos ceros —menos cuantiosos que en Arabia Saudí, pero más prolongados— como antídoto ante un mercado ferozmente competitivo, impulsado por capital externo que rompe récords de inversión en una industria en auge. El denominado sportainment, donde el deporte se transforma en negocio y entretenimiento, con pagos exorbitados en merchandising y derechos televisivos, y donde, según explica a AS Raffaele Poli, director del CIES Football Observatory, los grandes poderes usan los clubes de élite como herramientas de ‘poder blando’, obligando a ligas y equipos a blindar a sus estrellas para maximizar su rentabilidad y fortalecer su marca. El deporte es un negocio que ya “supone en torno al 1,5% o 2% del PIB mundial”, explica Carlos Cantó, profesor de Sports Business y Consejero Delegado de SPSG Consulting.

Al músculo económico de la siempre atractiva Premier League, gentileza de sus repartos económicos procedentes de los ingresos televisivos, o el pujante mercado de jugadores libres y sus jugosas primas y cláusulas por firmar por un equipo en tal condición, se unen los ricos de nueva generación, con el respaldo económico del calibre de un fondo de inversión, un oligarca o una institución gubernamental. ç

Es el caso de Qatar Sports Investments (QSI) con el PSG, el de Abu Dhabi United Group con el Manchester City o de los cuatros equipos del campeonato nacional de Arabia Saudí con el Fondo de Inversión Pública (PIF). Este último, empeñado en hacer historia con los mil millones de euros netos (los futbolistas no pagan impuestos sobre su renta allí) durante cinco años -200 millones anuales-, que han puesto encima de la mesa de Vinicius Júnior. De morder ese anzuelo de oro, el brasileño firmaría el mayor contrato de la historia del deporte.

De Haaland a Jordan, una historia con muchos ceros
Vinicius Júnior, durante el viaje del Real Madrid a Arabia Saudí para la disputa de la última Supercopa de España.

Pulso dólares-petrodólares

Los millones que se embolsaría el madridista por ese potencial contrato doblarían prácticamente las cifras del último acuerdo que pactaron Lionel Messi y el Barcelona en 2017, todavía el tercero en el ranking de contratos más lucrativos de la historia. 555 millones de euros que ‘El Mundo’ desglosó en 138 millones de máximo por temporada entre fijos y variables; una prima de renovación de 115 y una cláusula de fidelidad de casi 78. Un compromiso monetario que hubiera superado Kylian Mbappé de haber cumplido los dos años más uno opcional de su última renovación con el PSG, en 2022. Prestarse a jugar a los supercontratos derivó en la precaria situación económica que ha lastrado a los azulgranas estos últimos años.

Los diez contratos más lucrativos de la historia del deporte

  1. Juan Soto (New York Mets, MLB): 703,8 M€ en 15 años.
  2. Shohei Ohtani (Los Angeles Dodgers, MLB): 644 M€ en 10 años.
  3. Lionel Messi (Barcelona, LaLiga): 620,1 M€ en 4 años.
  4. Cristiano Ronaldo (Al Nassr, SPL): 493,1 M€ en 2 años.
  5. Jon Rahm (LIV Golf Tour): 483 M€ en 6 años.
  6. Patrick Mahomes (Kansas City Chiefs, NFL): 462,8 M€ en 10 años.
  7. Karim Benzema (Al Ittihad, SPL): 393,8 M€ en 2 años.
  8. Mike Trout (Los Angeles Angels, MLB): 392,4 M€ en 12 años.
  9. Saúl ‘Canelo’ Álvarez (DAZN): 335,8 M€ en 5 años por once combates.
  10. Mookie Betts (Los Angeles Dodgers): 331,8 M€ en 12 años.

Los cuatro ceros a Vinicius pulverizarían, asimismo, a las dos megaoperaciones que desprecintaron la ruta hacia Arabia Saudí y que bajaban a ‘La Pulga’ de la cima de los mayores contratos de la historia. Los 500 millones de euros que firmó Cristiano Ronaldo por dos años y medio con Al Nassr hasta el verano de 2025 y que le reconocieron otra serie de privilegios más allá de los económicos, como atenciones de primera clase, una vivienda de lujo en Riad o el 5% de la propiedad del club. Hasta aquí trasladaron su rivalidad. Cuarto en la lista, el portugués es el que más percibe por temporada (214,4). Y también en Arabia Saudí se firmaron los casi 300 millones en las tres temporadas que acordaron Al Ittihad y Karim Benzema, ubicado el séptimo de una clasificación en la que son los tres únicos embajadores del fútbol.

Ambos también tienen pactadas primas por ser embajadores, de lujo, del Mundial que albergará en 2034 el país asiático, la gran cita para la que trata de aliarse con las mejores estrellas para convertirse en uno de los centros neurálgicos del deporte. Para ello no tienen reparo en romper moldes tradicionales de tiempo y dinero en los contratos. Aunque los petrodólares todavía no tienen el honor de escribir el mayor contrato deportivo de siempre, si no los dólares del deporte estadounidense.

De Haaland a Jordan, una historia con muchos ceros
Cristiano Ronaldo, junto a su familia, durante el acto de presentación con Al Nassr, el pasado 3 de enero de 2023.

Concretamente, del béisbol, que no posee límites contractuales por duración y cantidad. La NBA posee un tope de seis años, y la NFL, límites salariales más restrictivos. El béisbol ha superado al fútbol americano como el deporte que más invierte en contratos desde que el acuerdo laboral pactado en 2022 y que se extiende hasta 2026 permitiera, por ejemplo, la publicidad en los cascos y aumentara el formato de playoffs. Traducción: más partidos, más ingresos, más dinero. Como vara de medir, en 2021, la Liga Americana de Béisbol (por sus siglas en inglés, MLB) renovó sus derechos televisivos por 1.682 millones de euros anuales para sus 30 equipos, superando los 4.950 millones de euros de LaLiga. Aunque, valga el matiz, la competición española lo hizo por cinco años.

El ‘home run’ de Juan Soto

Juan Soto firmó a finales de 2024 el mayor contrato vigente en términos absolutos de la historia del deporte. Por cantidad y tiempo. Cambiar el barrio neoyorquino del Bronx al de Queens, es decir, ser ahora la estrella de los Mets en lugar de la de los Yankees, le supondrá unos 725 millones de euros en 15 años. Más de 4 millones de euros al mes, 132.602 euros al día, 5.540 euros a la hora. Cifra que las cláusulas, muchas veces desconocidas para el público, podrían aumentar hasta los 800 millones. Más allá de ello, supera en duración los 312 millones de euros por 14 años que Fernando Tatis Jr. firmó con San Diego hasta 2034.

De Haaland a Jordan, una historia con muchos ceros
Juan Soto posa durante una sesión fotográfica para los New York Mets tras su fichaje, el pasado 9 de diciembre de 2024.CARMEN MANDATO

El dominicano desbancó así del primer puesto del ranking tan solo unos meses después a otro compañero de profesión. El japonés Shohei Ohtani acordó 669 millones de euros con Los Angeles Dodgers por diez temporadas bajo la fórmula de una ingeniería financiera que focalizará la mayor parte de su retribución salarial en la etapa final de su contrato. Un modus operandi recurrente en este deporte por el hecho de que la jubilación suele llegar más tarde que en otros. En quinta posición del ranking, mejorando el golpe del siglo, el hoyo en uno sobre el agua en los entrenamientos del Masters de Augusta de 2020, Jon Rahm, el único español en la iista, se embolsará cerca de 502 millones de euros por abandonar el PGA Tour y marcharse al circuito saudí LIV golf hasta 2029.

Después del de Barrika, turno para el fútbol americano en sexta posición, con Patrick Mahomes y su renovación con los Kansas City Chiefs hasta 2031, 483 millones de euros mediante. También son del béisbol el séptimo y el décimo puesto. Mike Trout selló en 2019 un acuerdo de 409 millones de euros con Los Angeles Angels, garantizando su permanencia por 12 años, mientras que Mookie Betts hizo lo propio en 2021 con Los Angeles Dodgers, con un contrato de 350 millones de euros por el mismo período.

De Haaland a Jordan, una historia con muchos ceros
El púgil mexicano firmó en 2018 uno de los contratos más altos de la historia del deporte con DAZN y Golden Boy por 11 peleas a cambio de 365 millones de euros. Sin embargo, en 2020, Canelo renunció al contrato que le vinculaba con ambas compañías.Al Bello

El boxeador Canelo Álvarez completa el Top-10 con un contrato que noquea a los casi 240 millones de euros que acordó Floyd ‘Money’ Mayweather con Showtime y la CBS por seis combates en 2013 o los 225 millones por una sola pelea, la bautizada de los ‘1.000 millones’, con Conor McGregor. Canelo se embolsó cerca de 346 millones de euros en cinco años, desde 2018 al 2023, con un contrato, no con un equipo, sino con DAZN, por retransmitir en exclusiva once combates. Sin embargo, el mexicano renunció tras dos cursos. Una estrategia que también ha copiado el PIF de Arabia Saudí en su intento de seducir a Vinicius a través de Surj Investment, empresa líder en inversiones deportivas que ha comprado parte de la misma plataforma televisiva para publicitarse como atractivo destino deportivo.

Nike y Jordan, ‘alley-oop’ multimillonario

Pero en el Hall of Fame de los contratos deportivos también se ingresa por iconicidad, por dejar huella más allá de un salario o duración fuera de lo común. Max Verstappen ya firmó en 2022 con Red Bull la renovación más larga de la actual parrilla de Fórmula 1 por una cantidad, extraoficial, cercana a los 300 millones de euros (50 por temporada). Johan Cruyff firmó en 1981 con el Levante en Segunda División un contrato revolucionario por 40 millones de pesetas más una parte de la taquilla —incluso de los partidos fuera—, pero el acuerdo, que incluía su club de tenis, se rompió pronto, cobrando solo 6 millones.

De Haaland a Jordan, una historia con muchos ceros
Johan Cruyff, durante un partido con el Levante.DIARIO AS

Ese mismo año, Jerry Buss ofreció a Magic Johnson un contrato vitalicio con los Lakers de 25 años (1984-2009) por un millón anual, un hito por entonces. Pelé, en su caso, salió de la ruina económica al firmar con el Cosmos de Nueva York por una cantidad que que superaba los 2,5 millones de euros por temporada —unos diez millones actuales por factores contextuales como la inflación o el poder adquisitivo, según Forbes—, codeándose durante esos dos años con celebridades como Frank Sinatra y Andy Warhol.

Aunque si hay que mencionar un contrato que rompe todos los moldes habidos es el de Michael Jordan. No con los Chicago Bulls, con los que pasó de ganar en 1984 como rookie cerca de 435.000 euros anuales a unos 29 millones de euros en 1996, en su regreso a las pistas tras acumular ‘strike’ tras ‘strike’ en su efímera incursión en el béisbol con los White Sox, también de Chicago. El considerado mejor jugador de todos los tiempos lo hizo con Nike por 13 millones de euros: una alianza a medida con una inversión presupuestaria de la que no disponía para alguien que ni siquiera había debutado en la NBA.

De Haaland a Jordan, una historia con muchos ceros
Nike y Michael Jordan presentan las Nike Air Jordan 1, una de las zapatillas más icónicas de la historia, el pasado 1 de abril de 1985.
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Una cláusula aparentemente sin importancia revolucionó el mundo del deporte y su cultura contemporánea. Por cada par de Air Jordan vendidas, cuyos ingresos anuales computa Nike en cerca de 450 millones al año, recibiría un 5%. Hagan cuentas. Mientras el protagonista de ‘Space Jam’ se enciende un puro, sigue apilando dólares en su cuenta. Es el pacto revolucionario que le permite ganar mucho más como retirado que como jugador y que le ubica como el primer deportista con una visión empresarial fuera de lo común, capaz de granjearse una imagen de marca icónica y molde futuro para deportistas como David Beckham, Serena Williams o Cristiano Ronaldo.

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